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HISTORIA DE LA VILLA MÁS BONITA

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Sta Fe: Esta región es una llanura, prolongación de la pampa bonaerense, cuyas características principales son una ondulación con leve declive de Oeste a Este y se extiende sobre la margen derecha del río Carcarañá afluente del Paraná.
La estratificación que ofrece su capa diluvional es muy poco manifiesta, notándose una capa delgada de arcilla a una profundidad de un metro aproximadamente, encima de la cual se encuentra el humus vegetal. El agua es de muy buena calidad y se encuentra en abundancia una profundidad de 10 a 15 varas.
 
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Según los relatos de los cronistas, el clima y el paisaje estaba conformado por elementos típicos de la zona pampeana en su estado natural con su fauna y flora autóctona.
Viniendo desde Córdoba los viajeros al vadear los pequeños arroyos y cañadas que desembocan en el Carcarañá, divisaban los achaparrados espinillos de la costa y los pajonales, junto a los pencales que fueron traídos para fortificar los rancheríos, contra los ataques de los malones indios en 1771.
Según Héctor Hernández, periodista e historiador, Desmochados es la denominación dada a los árboles que había en aquella zona que eran bajos y de copa muy pobre y aún hoy se observan en algunos lugares. Los hormigueros formaban cúmulos de tierra de hasta un metro de altura. A medida que se ingresaba a la zona de Desmochados y La Candelaria disminuían su tamaño y se hacían más ralos las pasturas. Al sur del actual distrito de Casilda, el terreno presentaba lomas peladas y bien consolidadas.
Es posible darnos una idea de las características climáticas que predominaban, ya que al no haber arboladas, el Pampero o las sudestadas se hacían sentir, incidiendo en la intensidad de los veranos y en los crudos inviernos.
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Los primeros pobladores del “Pago de los Arroyos”
En el año 1719 la Compañía de Jesús le compra la estancia a Antonio Vera Mujica (hijo), estas tierras tenían un frente sobre el Río Paraná desde la desembocadura del Carcarañá hasta la desembocadura del arroyo Ludueña, con un fondo que se extendía hasta Las Tunas y Desmochados, conformando una superficie aproximada de 300.000 hectáreas en las que instalaban su estancia a la que denominaron San Miguel del Carcarañá.
Al retirarse los Jesuitas un año después que se determinara su expulsión en 1769, los terrenos se subdividieron en lonjas perpendiculares al río, instalándose varios estancieros dedicados a la única producción, la ganadería y su consiguiente comercialización del cuero. Entre ellos sobresalieron Andrés Gallegos y Don Mariano Grandoli (padre del abanderado), también fue propietario en esta región el General Justo José de Urquiza.
Otros tipos de pobladores no tan afortunados se fueron afincando a la vera de los caminos, en lonjas fiscales, en los alrededores de las estancias y las postas, o pequeñas fracciones, conformándose “ranchadas”.
Esta gente, mayoritariamente “criolla” se constituyo en una mano de obra para los saladeros, transportistas de las primeras cosechas en la Colonia, etc.
Ranchadas de estas características sin acceso a la tierra estaban destinadas con el desarrollo de la colonización a desaparecer.
Así fueron desapareciendo nombres “Desmochados Afuera”, “Las Flores”, y “Las Cien Varas” y “La Penca”. Los pobladores de la costa del Desmochados se incorporaron al barrio de Nueva Roma (Casilda), “La Penca” es hoy el barrio Yapeyú.
 
 
La colonización agraria
El elemento modificador de esta situación fue el contingente inmigratorio que empezó a llegar después de Caseros, promovido en primer lugar por el Estado.
A partir de 1860, la colonización oficial decae y su lugar fue ocupado por empresas privadas, que por su cuenta se encargaran de reclutar los grupos en Europa, instalarlos en tierras fiscales o privadas y organizar la vida de las Colonias. La vasta zona que se fue desarrollando sirvió de asiento al cultivo del trigo y del maíz.
Se trató de operaciones de tierras realizadas por latifundistas y empresarios que dividían grandes extensiones y procedían a su venta a largo plazo. Lógicamente que el éxito del negocio dependía de la existencia de una demanda bastante persistente y de ahí que el negocio de las tierras supusiera la incorporación constante de colonos.
En Santa Fe los empresarios Cabal, Oroño y Casado lograron exitosos resultados, así también Cullén, Aldao, la sociedad de Beck y Herzong y la empresa Ferrocarril Central Argentino.
Esta etapa tuvo gran importancia para el desarrollo de la agricultura pero en otro aspecto, llevo el precio de la tierra a límites tan elevados que su adquisición se hizo prohibitiva para el colono y entonces el propietario de las tierras transformaba el sistema de venta a plazos por el arrendamiento. Esta forma fue iniciada por el Ferrocarril Central Argentino en 1870.
El fundador de la colonia “La Candelaria”, origen de la Ciudad de Casilda fue Don Carlos Casado del Alisal.
La colonización agraria es lo que permite afincar población, aunque el origen de muchas poblaciones hayan sido viejos fortines, postas, centros religiosos, etc., pues los pueblos pueden crecer cuando el área se organiza para la producción. En muchos centros el fuerte mantiene su importancia a través del tiempo, pero queda marginado respecto de las colonias, donde surgen los pueblos.
En tiempos de La Confederación se experimenta una reactivación económica que se incrementa en la década siguiente, dando esta situación oportunidad, recíprocamente a una ampliación y diversificación de las áreas en las cuales pudieron realizarse grandes negocios.
El negocio inmobiliario urbano, conformó un mercado de tierras dinámico y rentable al que se integraron las fracciones mas solventes de la burguesía rosarina. En este marco propicio Carlos Casado del Alisal (cuya evolución se integra operativamente en el interior de un proceso de desarrollo signado fuertemente por los dos ciclos expansivos de la economía 1862 -1875 y 1888 – 1890).
Don Carlos Casado del Alisal, nació en Villada, Provincia de Palencia (España) el 16 de marzo de 1833 realizando estudios superiores en la Facultad de Filosofía de la Universidad Literaria de Valladolid.
En las postrimerías de 1857 llegó a nuestro país y se dirigió seguidamente a Rosario, donde se desempeñó como corredor del saladero 11 Septiembre cuyo propietario era el General Justo José de Urquiza.
Luego funda un Banco con su nombre, posteriormente vendido al Banco de Londres y Río de la Plata.
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Fue el primer hombre que suscribió las primeras treinta acciones del Ferrocarril Central Argentino. Como así también crea el primer ferrocarril de capital privado nacional en la Provincia, el Ferrocarril Oeste Santafesino que partía de rosario y en una primera instancia unía la colonia “La Candelaria”.
En el año 1878 lo vemos figurar en comisiones designadas por el Gobierno de la Nación, en la Provincia de Santa Fe, con el fin de reunir fondos para costear las campañas del desierto contra los ataques indígenas o para estudiar el sistema monetario. En este caso era presidente del Banco Provincial de Santa Fe.
Incontables son sus realizaciones, sus obras hablan muy en alto de la firmeza de carácter, de su perseverancia y honradez.
Fundador de pueblos, organizador de flota, fundador de ferrocarriles, primer exportador de trigo en forma organizada a Europa, primer fabricante de tanino, el 18 de junio de 1880 fundó en Rosario la Hermandad de la Cruz Roja. Entidad ésta que de alguna manera podría considerársele como precursora, ya que la Filial de la Cruz Roja de la ciudad de Rosario fue creada por el señor Sa Pereyra en la fecha 1 de Agosto de 1893.
Había realizado algunas inversiones exploratorias, tanto en el ámbito urbano, como en el rural, a principios de la década de los años sesenta y que se decrecienta en 1865. (Año que fue muy importante en su vida ya que contrae matrimonio con la señorita Ramona Sastre Aramburu, hija de Don Marcos Sastre). En ese año obtiene (por cesión remuneratoria) las acciones y derechos de la estancia “Los Desmochados”, propiedad de Mariano Grandoli, arrendada a Víctor Miranda, se compromete a mantener el arrendamiento, de acuerdo con lo dispuesto por el contrato original, un mes y medio después cuando el apoderado de la familia Grandoli (a fin de saldar deudas y garantizar el mantenimiento de ésta) resuelve poner en venta bajo los mecanismos habituales de la subasta. Carlos Casado, haciendo uso de la cláusula de preponderancia que otorga primacía al arrendamiento, efectúa la adquisición del Campo y el casco de la mencionada estancia consistente en una superficie aproximada de 10.000 hectáreas. Destinada inicialmente a la actividad ganadera, por vigencia del contrato que prorroga el arrendamiento a Miranda por cuatro años más. De modo que Casado, compra esta propiedad recién en 1869.
La nueva empresa se integra en 1870 al proceso colonizador. Esto significa por una parte, el inicio del poblamiento, en el interior de una frontera móvil; por otra, la reconversión productiva al centrar el eje de la explotación en la agricultura.
 
A esta primer compra le agregaría el 12 de julio de 1872, la adquisición de otra fracción ubicada al noroeste del Campo ya mencionado y lindero con el mismo. Esta nueva lonja medía 2.400 varas de frente al Río Carcarañá por cuatro leguas de fondo. En 1874 compró luego al Sr. Bustos otra fracción del campo “Quintana”.
Está consagrado que la colonia Candelaria fue fundada en noviembre de 1870, así lo expresan los informes oficiales.
Colonia “La Candelaria”
El 29 de abril de 1865 Don Carlos Casado compra un campo de 5.126 varas de frente sobre el Río Carcarañá por cuatro leguas y media de fondo, con el dinero proveniente de la venta de su Banco al Banco de Londres, perteneciente a Don Mariano Grandoli, y del cual ya era arrendatario.
Se encontraba en él un importante casco de estancia hoy conocido con el nombre de “Santa Casilda”.
Posteriormente adquirirá otros terrenos vecinos que conformarán el actual distrito Casilda.
 
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No existe una fecha precisa para la fundación de la colonia “La Candelaria” (cuyo nombre proviene de una posta existente en la región con el mismo nombre), pues no hubo acta formal, pero esta aceptado que se concretó en Noviembre de 1870, siendo los primeros colonos ingleses.
Al año siguiente, una vez que se supera el problema de la fiebre amarilla en Rosario que paraliza momentáneamente, aparece publicado en francés un plano de la Colonia para venderse los terrenos en Europa. La mensura la había realizado el agrimensor J. Bustinza y constaba de chacras de 25 hectáreas, separadas por grandes calles de 20 metros de ancho y un pueblo al centro.
Para el 1 de marzo de 1871 se contaba con las 131 concesiones vendidas. Como en realidad este fraccionamiento ocupaba la mitad del sur del terreno de Casado (hasta hoy Br. Suizo), este precede a fraccionar la parte norte con iguales características a excepción del sector donde se encontraba el primitivo casco de estancia y el proyecto del pueblo pasa ahora al centro del sector norte.
En enero de 1872 ya se habían colocado 324 concesiones. Hemos hecho referencia a la existencia de dos zonas, la norte y la sur en realidad la extensión se componía de la sección “A” al sur, al centro la sección “B” y al norte la “C”.
En el plano del año 1872 (fecha de la visita del inspector Nacional de Colonias Guillermo Wilkens) se ve fraccionado uno de los cuadrados, situado casi en el extremo sur, para el primer pueblo. Se aprecia también, sin ninguna traza en el centro mismo de la colonia un cuadrado de 4 kilómetros cuadrados en el cual hace referencia de “La Penca”.
La primera administración se ubico en el sector “A”, cerca de donde se pensaba fundar el primer pueblo, levantándose para el mismo un edificio, mas tarde conocido como “La Cabaña”. Constaba de edificios adyacentes para carpintería, habitaciones para peones, el almacén y una quinta modelo con plantas frutales, almácigos y un inmenso granero (concesiones número 50 y 51).
Cuando se tendió el ramal del ferrocarril Cañada de Gómez – Pergamino que cortaba estos campos, aquí se instala un apeadero y se pensaba edificar una estación.
A unas chacras de “La Penca” había un corralón de madera, depósito de máquina, útiles de labranza y el almacén de ferretería de los Sres. Llobet y Cía.
 
Entre la Administración y “La Penca”, existía otra casa de negocios provista de todo lo que necesitaran los colonos. Su dueño era un fuerte comerciante de Rosario.
La segunda Administración fue instalada en “La Penca”, se trataba de una finca que fue un apeadero, situado en la concesión número 26 (actual barrio Yapeyú) y parte de los terrenos que hoy ocupa la Facultad de Veterinaria de la Universidad Nacional de Rosario, y la Escuela Agrotécnica General San Martín.
Las reses se carneaban en el campo de pastoreo entre las dos mitades de la Colonia, fuera de este campo había otros dos más, uno al extremo norte y el otro al sur.
Las anchas calles, bien marcadas por el zanjeo de las propiedades posibilitaban el pastoreo de los animales sin causar daño alguno y las mismas obedecían a criterios de simetría y ornato.
El desarrollo urbano de Casilda
Ya habíamos mencionada que se pensó instalar un pueblo en el sector sur, después en el norte y por último se decide ubicarlos en el centro de la Colonia.
Aunque surge una dificultad al proceder a delinear el trazado de la villa, pues se encontraron al verificar la ubicación sobre el terreno, que la plaza proyetada coincidía con el bajo que ocupa la zanja de desagüe (cañada “La Candelaria”) y por esta causa se modifica el trazado.
La solución fue desplazar el centro hacia el norte, adoptando un centro teórico alejado del matemático. A tal fin se dio mayor extensión a los cuadrados del sur y menor a los del norte, por lo que quedan menos manzanas en este sector.
Los momentos precisos de la fundación de la Villa fue motivo de diferentes criterios, asumidos por los historiadores. Esta situación retrasó por décadas la definición de este tema. Recién en el año 2005 después de un debate en el que participaron los historiadores Hugo Tosticarelli, Federico Antoniassi y Evaristo Aguirre.
Fue aprobado por el Concejo Deliberante la fecha del 11 de noviembre de 1873, fecha en que se coloca el primer Ladrillo Don Carlos Brebbia y Don Carlos Fassoletti, en la vereda noroeste de la Plaza Casado.
Existe una documentación más precisa que la refrendaría y es una carta del mismo Casado, fechada el 1 de enero de 1874 “se ha empezado el pueblo, y en dos meses se han hecho cuatro casas regulares y un molino a vapor, alrededor de una inmensa plaza plantado de bonitos árboles y en el centro de la Colonia”, también agrega “…el pueblo se llamará Santa Casilda…”.
En realidad el nombre que se popularizó fue el de Villa Casilda, en honor de la madre.
La Plaza Casado
Seguramente el delineamiento y construcción de la plaza principal de la Villa Santa Casilda, tuvo sus comienzos en los primeros meses del año 1873, luego de la determinación definitiva de la planta urbana. A mediados de ese año fueron plantados los “bonitos árboles” así descriptos por el fundador en la carta que le dirigiera a su señora madre, y en la que en un arranque de amor familiar, le manifiesta que el pueblo llevará su nombre.
Según datos recogidos de la tradición oral, estos árboles eran cuidados y regados por la señora Ramona Sastre de Casado en sus frecuentes visitas a esta villa.
Luego la plaza fue cercada para preservar dicha plantación de los animales, quedando de esta manera delimitados sus cuatro sectores, tenía en sus esquinas un ingreso (en total 16 molinetes) para permitir el ingreso de los transeúntes.
Con posterioridad Casado envió desde Rosario postes calados y cadenas que remplazaron el alambrado, este material fue destinado para el cercado de otras tres plazas barriales.
En 1878 vino a radicarse en la Colonia Candelaria Don Martín Collino, dedicado a la agricultura, estuvo al servicio de la Administración Casado por espacio de 20 años. Fue el encargado de delinear y construir los primeros jardines de la plaza principal hoy Plaza Casado y las plazas de todos los pueblos de la antigua línea del Ferrocarril Oeste Santafesino.
Podemos señalar, también por testimonios tradicionales, que su primer placero fue Don Juan Traferri.
En el año 1918 bajo la administración de Don Agustín Medina se dispuso la tala de los añosos eucaliptos y otros árboles que por su porte daban a la Plaza el aspecto de un monte, y es a partir de entonces Don Juan A. Pescio, sobrino del fundador de Nueva Roma, quien se encarga de la deforestación y proyecta su nuevo ornato.
Con fecha de 20 de julio de 1886 la Comisión de Fomento que presidía Esteban Simonetta y en cumplimiento de una resolución adoptada por la Comisión en sesión de ese día dirigió a Don Carlos Casado la siguiente comunicación:
 
Señor: esta Comisión de Fomento, interpretando la idea que en general anima a los vecinos de esta localidad y en cumplimiento con el sagrado deber que la gratitud impone ha resuelto en sesión celebrada en esta fecha, que la plaza principal de esta Villa se denomine Plaza Casado. No es menester para que su nombre de usted sea recordado en esta localidad que lleva a efecto una resolución de esta índole, pero como el noble sentimiento de gratitud no debe ser excluyente a los presentes, sino que debe inculcarse a los que actualmente son niños y después serán vecinos de Villa Casilda, no ha trepidado esta Comisión en resolver el punto indicado…
Saludan a usted respetuosamente Esteban Simonetta – Presidente, Ramón Castagñaga – secretario”.
 
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