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NIÑOS & PESADILLAS

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Renaudo

Los niños y las pesadillas, terrores nocturnos y sonambulismo: consejos del Dr. Renaudo
Córdoba - Laboulaye: ¿Quién no ha tenido “fantasías”, “imágenes” o “sucesos” mientras plácidamente dormía? 
Algunas (o muchas) veces, tarde o temprano. Como padres seguramente fueron (o serán) despertados de su merecido descanso. Un “aterrador grito”, un “risueño monólogo” o un “inoportuno llanto”, hay muchas cosas que pueden causar que su hijo se despierte (y lo despierte) a media noche.
Tres “trastornos” son motivos frecuentes de consulta en el consultorio de pediatría: las pesadillas, los terrores nocturnos y el sonambulismo son los que más frecuentemente inquietan a los papás, incluso muchas veces dramáticos y/o angustiantes.
Por eso les dejo algunos conceptos y recomendaciones para que puedan reconocerlos y saber cómo actuar en estas circunstancias. Después de todo, un buen descanso es indispensable para afrontar el nuevo día.
Las pesadillas: son sueños “aterradores” que por lo general ocurren en la segunda mitad de la noche. Su hijo se despierta llorando o con miedo. Algo confundido pero al abrir los ojos puede a usted reconocerlo y normalmente se calma con su compañía. Puede tener dificultad para volverse a dormir pero al día siguiente recuerda y es capaz de relatar lo que ha soñado. Es simplemente un “mal sueño”.
¿Qué puede usted hacer?
 
Vaya de inmediato a atender a su hijo, asegúrele que se encuentra a su lado y que no va a permitir que nada le pase, intente convencerlo de que le cuente lo que pasó en el sueño, recuérdele que los sueños no son reales, permítale que deje la luz prendida si esto lo hace sentir mejor, una vez que su niño esté listo, anímelo para que se vuelva a dormir.
Verifique que no haya algo que esté atemorizando al niño, como sombras y si es el caso, asegúrese de deshacerse de estas.
Terrores nocturnos: suceden con más frecuencia en niños pequeños y en edad preescolar. En el primer tercio de la noche, una a tres horas después de dormido. Clásicamente su hijo se despierta abruptamente, se sienta de forma brusca acompañando esta acción con un grito como de pánico; llora sin control con ojos abiertos desorbitados con una mirada aterrorizada, ausente o confusa, con gestos incoordinados. Puede sudar, temblar, respirar rápidamente, gritar, tirar cosas, patear ¡”Parece Endemoniado”!
No los reconoce o hace de cuenta que no están ahí, incluso es posible que trate de empujarlos, especialmente si tratan de abrazarlo. Aunque el episodio puede durar hasta 45 minutos, la mayoría de las veces es mucho más corto. El niño se va calmando en forma gradual volviéndose a dormir, aunque la realidad es que nunca se ha despertado. Típicamente y al contrario del caso de las pesadillas el niño no recuerda nada al despertar en la mañana.
¿Qué puede usted hacer?
 
Lamento decirle que la única acción que pueden intentar realizar es abrazarlo hasta que el niño se calme ¡Ah! Y mantener la calma, cuidando de que no se haga daño ya que puede tratar de salirse o tirarse de la cama. Intenten detenerlo con delicadeza. “Los terrores nocturnos son más aterradores para los padres que para el niño”. No traten de despertarlo, normalmente el intento es inútil, él no recordará nada de lo sucedido.
Sonambulismo: en las primeras horas del sueño el niño se levanta dormido con los ojos abiertos y camina sin sentido. Generalmente después de deambular durante algunos minutos vuelve a la cama o dócilmente se deja llevar. Al día siguiente no recuerda nada.
¡CUIDADO! El episodio representa un peligro para sí mismo y lo deben proteger. Recuerden que durante el episodio el niño camina y “mira sin ver”.
Sepan finalmente que estos “trastornos” en realidad no son tales. Si bien representan una pausa en el sueño de la familia, tienden hacia la desaparición espontánea con el paso del tiempo sin dejar secuela alguna. Por ello son en última instancia normales.
Generalmente no requieren tratamiento sobre el niño, aunque una vez reconocidos y si son muy reiterativos es importante consultar con su pediatra quien dará orientaciones apropiadas y oportunas para manejar la situación. Usted tranquilícese, trate de dormir apaciblemente y no olvide de desear todas los noches a sus hijos ¡“Que Sueñes con los angelitos”! Seguramente esas “terribles noches” serán en el futuro unos risueños recuerdos.
 
RenaudoFly
Fte e Img: Nexos del Sur
http://www.nexosdelsur.com/nota/139563

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