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TARTAMUDEZ

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Tartamudez

Estudios de imágenes revelan las bases biológicas de la tartamudez
Jujuy: Investigadores norteamericanos realizaron estudios de neuroimágenes que ofrecen nuevas pistas sobre el desarrollo de la tartamudez, un trastorno que se caracteriza por las interrupciones en la producción de los sonidos del habla (disritmias o disfluencias) y que comienza durante la niñez.
El nuevo trabajo de investigación, cuyas conclusiones publica la prestigiosa revista Journal of the American Medical Association (JAMA), muestra que quienes padecen este trastorno presentan alteraciones en ciertos circuitos cerebrales, lo que se puede verificar en un estudio de imágenes llamado espectroscopia por resonancia magnética de protón. 
"El estudio ofrece una medida fundamental de la densidad del tejido nervioso en circuitos (relacionados con áreas que tienen que ver con el habla, la atención y la emoción), que parece que no se han desarrollado de forma adecuada" en las personas con tartamudez, comentó el doctor Bradley Peterson, director del Instituto de la Mente en Desarrollo del Hospital Pediátrico de Los Ángeles, Estados Unidos, que agregó: "además, el alcance de las anomalías también parece relacionarse con la gravedad de la tartamudez. Esto ofrece un importante mapa de las intervenciones en desarrollo".
La tartamudez comienza típicamente entre los 2 y los 5 años de edad y, según la Asociación Nacional de la Tartamudez de los Estados Unidos, afecta a alrededor del 1% de la población mundial (más a los varones que a las mujeres). Un 80% de los niños en edad preescolar que tartamudean al final lo supera.
En la mayoría de los casos, la tartamudez afecta algunas actividades cotidianas. Las actividades específicas que puedan causar dificultad varían de persona en persona. Para algunos, las dificultades de comunicación sólo suceden durante actividades específicas; por ejemplo, cuando hablan por teléfono o ante un grupo grande de personas”, explica la Asociación Americana del Discurso, el Lenguaje y el Oído.
El doctor Peterson y sus colegas realizaron su estudio sobre 47 niños y 47 adultos, entre los que se contaban personas que tartamudeaban y a personas que no lo hacían, las que fueron sometidas a la espectroscopia por resonancia magnética de protón. Lo que hallaron fue que las regiones cerebrales afectadas vinculadas con la tartamudez incluían una red de producción del habla, junto  la llamada red neuronal por defecto, que tiene que ver con la regulación de la atención, y la red emocional y de la memoria, que está involucrada con la regulación de la emoción.
Conexión entre la disfluencia y las emociones
La doctora Jane Fraser, presidenta de la Fundación Americana de la Tartamudez, señaló que el nuevo estudio está en consonancia con investigaciones previas que habían establecido una conexión entre la tartamudez y las emociones, como la ansiedad.
"Lo que es interesante es esta nueva visión al respecto, según la cual las personas comienzan a ver que el cerebro completo participa en la tartamudez”, dijo y agregó: "creo que uno de los mensajes es que la intervención temprana es importante. El otro es que no creo que el niño esté condenado a nada, sin importar lo que sea, porque sabemos que la plasticidad del cerebro ofrece mucha esperanza".
Más allá de su base biológica, la tartamudez se puede prevenir en niños pequeños y compensar a cualquier edad”, coinciden las fonoaudiólogas argentinas María Marta Gebara y Mariela Ginhson, miembros de la Asociación Argentina de Tartamudez.
Cuanto antes se detecta y se trata, mejor es el pronóstico de recuperación porque en edades tempranas la fluidez es una función en desarrollo. En un niño mayor, un adolescente o adulto, es posible que el esfuerzo y la tensión al hablar no desaparezcan en forma terminante. Sin embargo, la tartamudez se puede compensar, descubriendo qué hacer con ella, aprender estrategias para hablar con mayor control motor y enfrentar con libertad distintas situaciones comunicativas de la vida diaria”, agregaron las especialistas.
 
Fte e Img: Pregón
http://www.pregon.com.ar/vernota/18633/estudios-de-imagenes-revelan-las-bases-biologicas-de-la-tartamudez.html
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