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MITOS SOBRE LAS VACUNAS A DERRIBAR

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Bs. As. Villa Gesell: La vacunación está reconocida como la estrategia de mayor beneficio en la Salud Pública: ningún avance de la medicina ha logrado salvar tantas vidas. 
Mitos a derribar:
MITO 1: Antes de la implementación de las vacunas, la mejoría en las condiciones de higiene ambiental había hecho disminuir las enfermedades infecciosas, por lo tanto las vacunas no son necesarias.
FALSO: Si bien el agua potable y el lavado de manos protegen contra enfermedades infecciosas, muchas otras se pueden propagar independientemente de la higiene. En los siglos XIX y XX, algunas enfermedades infecciosas se comenzaron a controlar granas a esas acciones, sin embargo las enfermedades que se pueden prevenir con vacunas han disminuido drásticamente después de su aplicación a gran cantidad de niños. Así, si se interrumpen los programas de vacunación, las enfermedades, contra las que podemos vacunar, volverán.
MITO 2: Las vacunas producen enfermedades o efectos secundarios nocivos que se desconocen a largo plazo.
FALSO: las vacunas son seguras. La mayoría de las reacciones por vacunas son leves o temporales y no hay evidencia científica que apoye estos reclamos. Es más probable padecer un trastorno grave por una enfermedad prevenible que por una vacuna.
MITO 3: Las enfermedades prevenibles por vacunas están eliminadas en algunos países, por lo que no hay motivos para vacunarse.
FALSO: En un mundo globalizado, los agentes infecciosos que siguen circulando en algunas partes del mundo pueden atravesar fronteras geográficas e infectar a una o más personas no vacunadas. Y si esto ocurre en una población mal vacunada, puede dar lugar a un brote epidémico. Por consiguiente los motivos para vacunarse son dos: la protección individual y la de la comunidad.
MITO 4: La administración simultánea de más de una vacuna aumenta el riesgo de los efectos secundarios y puede alterar el sistema inmunológico al producir una sobrecarga del mismo.
FALSO: la administración simultánea no sobrecarga el sistema inmunológico, ya que las vacunas utilizan, y estimulan solo una porción del sistema. Un niño está expuesto a muchísimos más antígenos como consecuencia de un resfriado o una faringitis que por las vacunas.
FUENTE: Sociedad Argentina de Pediatría  - Dra. Bety Sabbatini M.P.J.13751
 
Fte: Diario El Mensajero
https://www.diario-elmensajero.com.ar/index.php?notaid=5b0ace64c49d5
Img: Google.com.ar

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